DOS OREJAS PARA ESCUCHAR Y UNA BOCA PARA...
¿Recuerdas el cuento de “Caperucita roja”? Seguro que te lo han contado en más de una ocasión. En un momento dado, el lobo se hace pasar por la abuelita y Caperucita le pregunta: “¿Por qué tienes las orejas tan grandes?”. A lo que el lobo le contesta: “son para escucharte mejor”. Caperucita sigue luego con su particular interrogatorio: “Abuelita, abuelita, ¿por qué tienes una boca tan grande?”. Entonces el lobo, abalanzándose sobre la niña, le dice: “¡es para comerte mejor!”.
¿Ves como los cuentos nos enseñan mucho más de lo que creemos? Si ya lo decía el lobo: tengo, quiero y me comprometo a escucharte mucho mejor.
Sin embargo, en muchas ocasiones, dentro de una relación de pareja, sus integrantes no paran de hablar en primera persona del singular: “yo, mi, me, conmigo”. Y de lo que hacen, de lo quieren, de lo que piensan… en lugar de poner la máxima atención en la otra persona.
Si a ti te ocurre algo parecido, que no paras de hablar sobre ti cuando estás en pareja, te tengo que decir que eres un poco como el lobo: el malo del cuento.
El cuerpo de tu pareja habla. Y mucho, aunque no lo oigas; dentro y fuera de la cama. Es un discurso con un tono especial y, si no estás atento, lo más seguro es que te lo pierdas.
Es muy importante que inviertas en mejorar la comunicación con tu pareja. Cuando escuchas de verdad a tu pareja obtienes una serie de beneficios:
Estimulas la escucha activa, con los cinco sentidos y más allá del mero pasotismo de tener los oídos abiertos pero sin atención plena.
Empatizas con quien tienes delante, sobre todo si es tu pareja. Sientes, en tu propio cuerpo, lo que la otra persona siente.
Si escuchas y empatizas de verdad, te equivocarás menos porque ya estás valorando lo que la otra persona está pensando. Y es que, en la mayoría de las ocasiones tanto en lo que tiene que ver con regalos, sentimientos, como en qué quiere que haga con su cuerpo, la otra persona te lo cuenta por adelantado. Nos encanta charlar. Permítete la escucha para derribar los muros de piedra que levantamos en nuestros corazones.
Y esto ya no es ningún cuento. Existen técnicas de PNL (programación neurolingüística) que te permiten contactar más con la persona que tienes delante y con la que estás estableciendo una comunicación. Como la del espejo: adoptar posturas parecidas a las de tu interlocutor, sin ser descarado. La otra persona no va a sentirse burlado (y si no me crees, pruébalo). Lo que percibe es que le entiendes y compartes sus opiniones.
¿Te imaginas que, en una cita, en lugar de hacer preguntas cerradas y dirigidas, expresaras algo como: “hoy tengo la suerte de poder escucharte hablar y voy a aceptar el regalo que me haces; seguro que aprenderé más de escucharte a ti que e oírme a mí”. ¿Qué te parece?
No sé tú pero a mí, si me dicen una frase parecida, se me despertaría la curiosidad, y alguna otra cosa, de inmediato.
Recuerda: no hay nada mejor que follarle el cerebro a una persona para quitarle su ropa interior. Y, aunque escuchar te parezca sencillo, la comunicación en pareja termina convirtiéndose en un arte complejo.
Pruébate. experimenta. Observa qué sucede a tu alrededor cuando comienzas a escuchar de verdad.
Y, antes de acabar, quiero recordarte que el lobo del cuento también decía que tenía una boca para comer.
Te propongo que esta semana, después de haber escuchado activamente a tu pareja y haber empatizado con ella, te dediques a, con los ojos tapados, reconocer las diferentes partes de su cuerpo sólo con tus labios.
Y he dicho todo el cuerpo.
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Hasta pronto.
Un comentario
Me ha encantado