NO ME COMPARES CON TU EX NI CON TU MADRE
Ni soy, ni he sido, ni seré como ellas (o como ellos).
¿Has sentido alguna vez que tu pareja te comparaba con su ex? Quizás a través de comentarios como: “podemos ir a tal restaurante, era el favorito de fulanito o fulanita”. Resulta muy molesto hablando de gastronomía; pero pasamos al terreno erótico, la cosa pasa de castaño oscuro.
No hay forma de arreglar un comentario parecido, ¿verdad?
Y no se trata de un problema de autoestima de la persona que tiene que soportar dichos comentarios comparativos, sino que se enclava más en el hecho mismo de la comparación.
Que las comparaciones son odiosas ya lo sabemos por nuestro acervo cultural, pero la verdad es que las personas son todas diferentes y, por lo tanto, incomparables. Punto pelota.
Por otra parte, tener que escuchar de forma contínua ese tipo de comparaciones transmite la idea, quizás errónea, de que no se ha superado una separación.
A través de mi experiencia profesional como terapeuta me he encontrado con que las primeras citas tras una ruptura son un escenario muy propicio para este tipo de situaciones. En ellas, detrás de una pregunta que yo denomino “tipo llave” se esconde una verdadera caja de Pandora.
Las de “tipo llave” son preguntas como: “¿Has tenido pareja?”, “¿has estado casado?”, “¿cuándo lo dejásteis?”. Lejos de expresar una curiosidad genuina, esconden un resquicio por el que se escapan todo tipo de comparaciones.
Es algo así como si existiera una regla no escrita para estas citas que dijera: “Como te he preguntado de una forma cortés y educada, puedo permitirme el lujo de contarte mis mierdas”. Pues para nada. Si lo que necesitas es terapia, busca un terapeuta, no una cita. Profesionalidad.
Por otro lado, una relación que sienta sus bases en la lástima y el dolor del recuerdo de la ruptura anterior, está destinada al desastre.
Si has salido de una relación que aún no has superado o te queda algún fleco suelto con esa persona que un día fue tu pareja, antes que acabar soltándoselo a tu siguiente cita, te recomiendo que sigas los siguientes consejos:
Haz tu etapa de luto. Una relación ha muerto y se debe de pasar un tiempo de luto. Bueno, primero asegúrate que la relación está muerta; no hagas un proceso de luto si la relación aún sobrevive, aunque esté en estado crítico y en cuidados intensivos. En las relaciones de pareja no existe la resurrección: una vez que se “certifica” la defunción, se hace el luto y se sigue adelante. ¿Cuánto tiempo? Yo diría que no deberías tener una cita con nadie si no ha pasado, al menos, un año desde la ruptura. Un año para autoconocerte y para que aclares lo que quieres y lo que no. Un tiempo para aprender de los errores pasados, de forma que no sean los futuros.
No compares a nadie. Date el lujo de conocer a alguien diferente y genuino. Alguien que te proponga cosas diferentes. No juzgues por anticipado con frases como “no es mi tipo”. Piensa por un momento qué te ha pasado con las parejas previas que eran de tu tipo. A veces nos obsesionamos con un tipo de relación que pensamos que es el ideal para nosotros; y resulta que no es el tipo de relación que va a ser exitosa.
Sé original. Se aprende más haciendo preguntas abiertas. Permítete conocer a esa persona de verdad, sin buscar respuestas típicas a preguntas cerradas.
¿A que está “chupado”? Pues ya sabes: a ponerlo en práctica.
Muchas gracias por estar ahí, por acompañarme, por dar al “me gusta”, suscribirte al canal, por compartirlo con todas aquellas personas que pueda serles de utilidad y por recomendar nuestras formaciones.
Ya sabes que puedes encontrarme en rosamontana.com y en el correo rosa@rosamontana.com.
Ahora también en inviven.com, mi nuevo proyecto de desarrollo personal para cambiar el mundo a través de la formación de instructores de vivencias en positivo.
Hasta pronto.