MADRE MÍA, QUE NO SE LE LEVANTA
Hace poco que estuve formándome con Juan Carlos Castro como “Neurotrainer”. Cada vez que acudo a una de estas formaciones, sé que en algún momento me van a preguntar: “¿a qué te dedicas?” y nunca sé muy bien qué decir.
En algunos ámbitos suelo decir que soy médico y sexóloga y que me dedico a la Terapia Sexual y de Pareja. Pero, en un ámbito un poco más distendido, en los que no tengo que hablar de mis logros profesionales, suelo decir que soy peluquera. Porque suelo ir despeinada y sé que nadie me va a preguntar.
En una ocasión me preguntaron algo que hizo que me diera cuenta que había un tema del que aún no habíamos tratado en este podcast. La pregunta era: “¿es verdad que a una edad determinada, a los tíos no se les levanta?”. Pensé en todo el daño que nos habían hecho las pelis y la televisión.
Como no había hablado de ello hasta ahora, pues he pensado en hacerlo hoy. En hablar sobre lo que pasa por las cabezas de las personas, y por las de sus parejas, cuando “no se le levanta”.
Vamos a empezar entendiendo cómo se produce la erección:
Se tiene un pensamiento o un cierto estímulo que llega en forma de señales eléctricas hasta el cerebro.
El cerebro recibe esa información y hace consciente lo que viene codificado: “me estoy poniendo caliente”.
El cerebro manda una orden hasta los genitales a través de la médula espinal donde, esa información se ve modulada por el sistema nervioso autónomo. En concreto, la parte parasimpática de dicho sistema es el que se activa para conseguir una erección.
Pero también tenemos al sistema nervioso simpático, que de simpático no va a tener nada, que, al activarse, produce una pérdida de erección.
¿Cuándo se activa el sistema nervioso simpático? Cuando estamos en alerta o nerviosos, cuando creemos que no vamos a dar la talla. En el momento en que nos ponemos en tensión y pensamos qué va a ocurrir con nuestro pene, perdemos la erección.
Es algo más frecuente de lo que piensas. Lo que pasa es que nos cuesta mucho hablar de las cosas negativas de nuestra vida; preferimos hablar sólo de las cosas buenas.
Imagínate la siguiente secuencia:
Eres un varón que está con su pareja (vamos a suponer una relación heterosexual) en la cama cuando sucede un primer gatillazo. Te agobias mucho y tu pareja te dice, erróneamente, que no te preocupes, que no tiene importancia, que debes relajarte. Son frases que yo denomino “comodín” y que no sirven para nada. Más bien, consiguen un efecto contrario al pretendido.
Por lo tanto, tú te preocupas más todavía. Estás toda la noche dándole vueltas y buscando una explicación lógica. Buscas la manera de demostrarle a tu pareja, y demostrarme a tí mismo, que sólo ha sido algo puntual. Por eso, tratarás de tener otra relación cuanto antes.
En ese momento, como estás tan nervioso y generas tanta ansiedad, tu sistema nervioso simpático se activa y desencadena otra nueva pérdida de erección.
Ella se empieza a mosquear y a hablarlo con sus amigas. Los consejos suelen ser muy peregrinos: desde formas de “arreglarse” más, hasta descripciones de posturas infalibles.
Ella cumple los consejos a rajatabla y te encuentras con una escena en la te autoexiges dar la talla por lo que se vuelve a activar el sistema nervioso simpático y el gatillazo se repite.
Ella se agobia mucho más y empieza a pensar que es ella la culpable de los gatillazos y se plantea que ya no te gusta. Incluso puede llegar a pensar que pueda haber una tercera persona.
Te das cuenta de su agobio pero, en vez de acercarte a ella, te vas alejando. Ese alejamiento preventivo para evitar nuevos fracasos le incita a ella a pensar que no es deseada.
La autoestima de ella se ve deteriorada…
Total, que lo que comenzó como un problema de erección puntual se ha transformado en un problema de dos personas y una dificultad en su relación de pareja.
Es una situación normal y muy frecuente que un chico pueda tener un gatillazo. No hay de qué preocuparse, sólo estar alerta por si sucede de una forma más frecuente.
Existen dos tipos de disfunción eréctil.
Disfunción eréctil psicógena. Se debe a la ansiedad. Se tienen erecciones matutinas sin problema y no ocurre el problema durante la masturbación.
Disfunción eréctil orgánica. Está relacionado con enfermedades como la hipertensión, la diabetes mellitus, la hipercolesterolemia, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, problemas de próstata o tiroides, etc. También el consumo de ciertas drogas de abuso como la cocaína o la marihuana podrían producirlo. En este caso no suelen existir erecciones matutinas y el problema persiste durante la masturbación. Es un signo de alarma de que existe un problema con los vasos sanguíneos del pene por el que se impide el llenado de los cuerpos cavernosos.
En ambos casos existe tratamiento. Hoy en día, una disfunción eréctil tiene solución.
Hay que tener en cuenta que en la disfunción eréctil de tipo orgánico existe un problema de salud más allá de la propia pérdida erección y sus consecuencias psicológicas.
Una obstrucción en las arterias del pene es un signo centinela que nos avisa de que existe un problema circulatorio generalizado y de que hay un alto riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus.
Por lo tanto, la disfunción eréctil no es algo que se pueda postergar. Hay que actuar hoy mismo porque mañana puede ser demasiado tarde.
Lo mismo pasa con las mujeres, esto no es algo exclusivo de los varones. Ellas también tienen tejido eréctil y, aunque no vayan a notar ningún problema con la excitación, se podría detectar la dificultad para la entrada de sangre en los cuerpos cavernosos del clítoris. En este caso, la masturbación es de suma importancia para detectar este problema.
Mi consejo: si notas que estás teniendo cualquier problema con tu erección, debes de consultarlo de inmediato. Mejor hoy que mañana.
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Hasta pronto.