AMOR INCONDICIONAL O A CONDICIÓN DE LO QUE ME OFRECES
¿Cuántas veces has jurado, o te han jurado, un amor incondicional antes de darte cuenta que no era para tanto?
Permíteme que te cuente las etapas por las que casi todas las relaciones de pareja terminan pasando: encoñamiento, enamoramiento, amor romántico, acostumbramiento y ruptura.
La fase de “encoñamiento” es de mi cosecha. Es esa en la que tratamos en todo momento de cruzarnos con esa persona para echarle un vistazo y, si hay suerte, intercambiar alguna palabra. Es un proceso que es muy físico, más allá del cerebro y del corazón. No está muy lejos de la obsesión.
El tiempo que lleva pasar de una fase a otra va a depender de muchos factores: el tiempo de relación, si existe o no convivencia, la frecuencia de los encuentros y cuánto tiempo es el que realmente se pasa juntos, factores demográficos, etc.
Me gustaría dejarte unas pequeñas pinceladas de cada de ellas para que puedas situar tu propia relación.
Enamoramiento. Idealizamos a nuestra pareja. No somos capaces de ver ningún defecto: donde hay verrugas, vemos lunares. Ansiamos pasar la máxima cantidad de tiempo posible en su compañía, y mejor si es en intimidad. Nuestras ideas son repetitivas y con el mismo contenido, lo que llega a aburrir a nuestros amigos. Nuestra concentración fluctúa mucho y podemos sufrir síntomas de nerviosismo, incluso taquicardia. Psicológicamente somos más vulnerables por lo que nos afectan más las cosas. Tenemos menos control sobre nuestros sentimientos.
Se trata de una fase transitoria de manera obligatoria porque, si no, estaríamos en un gran riesgo debido a nuestra vulnerabilidad y las alteraciones sensoriales. Si esta fase fuese más duradera, puede que nos hubiéramos extinguido como especie, vaya.
Dentro de la propia fase de enamoramiento existen, a su vez, tres fases: atracción física, atracción personal, correspondencia o reciprocidad.
Amor romántico o pasional. Aparecen, no sólo la atracción física y el deseo, sino que poco a poco vamos revelando cosas más íntimas sobre nosotros y vamos descubriendo las de nuestra pareja; revelaciones para las que no estaríamos preparados durante la fase de enamoramiento. Aparecen aspectos como el compromiso: una meta común que vamos a ir a buscar.
Acostumbramiento. El compromiso y la estabilidad le han ganado el terreno a la pasión. Tenemos un mayor nivel de habituación y de rutina. Puede aparecer el “efecto Coolidge” que consiste en que, aunque puedas querer y amar mucho a una persona, si aparece un estímulo novedoso se podría reactivar el deseo y la pasión hacia ese nuevo estímulo.
Imagina que tu plato favorito fuera el lechazo. Te gusta tanto, que podrías comerlo para desayunar, a mediodía y para cenar. Todos los días de tu vida sin cansarte. Un día, te ofrecen una hamburguesa con queso. No te parece el mejor plato del mundo pero, por la propia novedad y debido al “efecto Coolidge”, te apetece comerte la hamburguesa.
Ruptura. Las cosas han dejado de funcionar entre los dos. Uno de los componentes de la pareja ha podido dejar de amar a la otra, aun queriéndola todavía.
Hay parejas que pueden quedarse en la fase de acostumbramiento toda su vida, sin que tengan que pasar a la de ruptura. Incluso, si se cuida lo suficiente la relación, se podría mantener la fase de amor romántico. No podría ocurrir lo mismo con la fase de enamoramiento por las razones que comentamos previamente y por la falta de compromiso y de revelación íntima.
El cuidado de la relación es fundamental para el desarrollo de la misma y determina el momento en que las distintas fases va a ir apareciendo.
En el amor incondicional, en el que se daría todo por la otra persona, ocurre que, aunque se pueda llegar a la fase de ruptura de la relación, no se va a desear el mal a la otra persona nunca. Se entiende que existen las fechas de caducidad para las relaciones y, como se ha querido tanto a esa persona, seguimos queriendo poner todo lo que pueda estar de nuestra parte para que esa persona siga siendo feliz. A pesar del dolor.
El amor condicionado es más egoísta ya que el que yo te quiera va a depender de que tú sigas estando conmigo y, en el caso de que ya no estés, voy a sentir ira, envidia y rabia. En estos casos, tras la ruptura, se puede querer no volver a saber nada de la otra persona. Aparecen las críticas y los juicios de valor como el reflejo del miedo a estar solo.
¿Qué quiero proponerte para hoy? Que te plantees en qué fase de relación de pareja te encuentras actualmente. También te invito a que escuches junto con tu pareja el episodio del podcast para que comprobéis si estáis de acuerdo con la fase por la que está pasando vuestra relación y que valoréis si hay algo que podáis hacer para conseguir que la fecha de caducidad de vuestra relación se aleje lo máximo posible.
Ya sabes que me encantará leer tus comentarios y que, si tienes cualquier duda, te contestaré encantada.
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Hasta pronto.