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CUANDO ASUMIR UNA INFIDELIDAD NO ES POLÍTICAMENTE CORRECTO

Todo el mundo parece tener una opinión cuando se habla de “cuernos”; pasa algo parecido con la política o el fútbol. 


Asumo, desde el título, que el tema de hoy no es políticamente correcto. Pero, aún así, como mi misión es democratizar el saber sexológico, hoy nos toca hablar de infidelidades.


Como preámbulo, me gustaría hablar de dos conceptos clave: el de “fidelidad” y el de “lealtad”. En ocasiones se confunden o se asimilan en uno sólo.


La fidelidad habla de constancia en los afectos, en las ideas y en las obligaciones. Y en cumplir con los compromisos que has establecido. Sin embargo, es muy difícil que los afectos, al tratarse de emociones, se mantengan constantes y no varíen con las circunstancias personales.


La lealtad es un sentimiento de respeto hacia otra persona, basado en sus principios. 


Es muy frecuente que se establezca el término de fidelidad en relación al deseo sexual; pero en pocas ocasiones nos planteamos lo que implica deseo sexual de una persona en relación con sus emociones y sentires. ¿Cómo se puede respetar el deseo sexual propio si se dirige a una persona que no es tu pareja?


Visto desde esta perspectiva, parecería que la sociedad y la cultura nos estuviera prohibiendo el deseo fuera de nuestra pareja. Sin embargo, como sabemos que lo prohibido aumenta aún más el deseo…


Hay un dicho que reza más o menos así: “puedes decidir que tu pareja sea el hombre o la mujer para el resto de tus días pero no sabes si lo será para el resto de tus noches”.


Y es que la monogamia es un proceso cultural establecido que no ha tenido en cuenta que el deseo sexual no es monogámico. Porque no dejamos de ser mamíferos venidos a más.


Y, además, las convenciones sociales varían con la geografía y el tiempo. Así, el modelo de pareja en la antigua Grecia no tiene nada que ver con el nuestro. 


El deseo se basa mucho en la curiosidad. Por este motivo, las rutinas que traen el paso de los años de vida en pareja, atentan directamente contra él. Si fuéramos capaces de romper esas rutinas, quizás el deseo dentro de la pareja pudiera mantenerse por más tiempo.


Tampoco estoy diciendo que tengamos que sucumbir siempre ante cualquier deseo que sintamos. El deseo es una invitación. Antes te he recordado que somos mamíferos. Pero somos un tipo de mamíferos especial: contamos con un neocórtex cerebral que nos permite decidir, de forma voluntaria, si ceder o no ante los deseos que sentimos de forma involuntaria.


Por otra parte está el tema del daño que se puede producir en la otra persona si nos dejamos llevar por el deseo. Aquí te quiero decir que, aunque culturalmente es objeto de chistes, chanzas y sorna, los cuernos no son visibles. La maldad suele residir en los comentarios de terceros con respecto al hecho en sí.


Nadie debería de entrometerse en las circunstancias de una pareja que no sea la suya ya que, suguramente, desconocerá los términos de su contrato y sus objetivos como pareja.


En un episodio del podcast “INVIVEN” hablé sobre los escalones del conocimiento de Maslow. Te dejo el enlace: INVIVEN 1×16. Quiero ser una competente inconsciente.


Cuando estás dentro de la inconsciencia y no sabes, eres feliz y no te mortifica salvo que otra persona, alegando amistad inquebrantable, te saque de la inconsciencia. Ten siempre presente que el comentario de ese amigo está lleno de subjetividad y probablemente egoísmo. 


Llegados a este punto, ya habremos asumido que el tema de la (in)fidelidad no es apto para todo el mundo. Para aquellos que lo necesiten, os quiero dejar unas reglas útiles:


  • Si no estás preparad@ para hacerlo, no lo hagas. El sentimiento de culpa es muy poderoso y debemos evitarlo a toda costa. Si existe una mínima posibilidad de que aparezca, es mejor apaciguar el deseo.


  • Si lo haces, no lo cuentes a nadie. NADIE. Por mucha (supuesta) confianza que tengas. Contarlo abre la posibilidad de hacer daño y ese no era el objetivo. Si, a pesar de haber observado la regla anterior, la culpa te acude, sólo deberías contárselo al cura o al sexólogo (dependiendo de tus creencias).


  • Si te preguntan, se niega. No se trata de mentir sino de evitar un acto de sincericidio. El sincericidio sólo es una manera socialmente aceptada de cambiar culpa propia por daño a la otra persona.


  • Si te pillan con “las manos en la masa” salva lo que puedas. Pero no digas lo de “esto no es lo que parece”. Es lo que parece, te han pillado.


Reflexiona sobre el contenido del episodio de hoy. Puede serte de utilidad para que valores actitudes y sentimientos pasados, si has tenido alguna experiencia.


También para que reflexiones sobre la amistad y el dilema que genera conocer la infidelidad de un(a) amig@.


Y por último, que sirva de reflexión sobre el perdón y el olvido. No existe perdón verdadero si no lleva implícito el olvido. Lo demás es postureo.

Muchas gracias por estar ahí, por acompañarme, por dar al “me gusta”, suscribirte al canal, por compartirlo con todas aquellas personas que pueda serles de utilidad y por recomendar nuestras formaciones.

Ya sabes que puedes encontrarme en rosamontana.com y en el correo rosa@rosamontana.com.

Ahora también en inviven.com, mi nuevo proyecto de desarrollo personal para cambiar el mundo a través de la formación de instructores de vivencias en positivo.

Hasta pronto.

 

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“En pareja hay que invertir una hora al día, una tarde a la semana y un fin de semana al mes para seguir creciendo y no separarse"

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