YO ME MASTURBO Y TÚ TE MASTURBAS
Mastúrbate sol@ y/o con tu pareja, las dos fórmulas son válidas. El término “masturbación” a pesar que cada vez es más coloquial y está más en uso, aún lleva consigo muchos de sus antiguos tabúes.
Por ejemplo: podrías preguntarle a cualquier persona lo que ha desayunado o incluso si ha tenido diarrea; pero, si le preguntaras que si se masturba, lo más probable es que te diga que eso pertenece a su intimidad.
Si fuésemos capaces de conjugar el verbo “masturbar” con mayor naturalidad conseguiríamos ampliar el marco de la masturbación. Pero aún lo vivimos como un tabú.
Se ha comprobado que hasta los fetos, cuando están dentro del útero materno, son capaces de recibir una sensación placentera si sus madres experimentan placer.
La masturbación está presente desde una edad muy temprana. Cuando l@s niñ@s son pequeños y les retiramos el pañal, les exponemos una zona genital que suele estar la mayor parte del tiempo escondida para ellos. Y la curiosidad les lleva a la exploración de la zona. Y ese roce puede producirles una erección (del pene o del clítoris). Para ellos se trata de un placer similar al que reciben cuando les acariciamos la cabeza, sin el significado “adulto” que nosotros le atribuimos.
En torno al año y medio o dos años, comienza la fase de masturbación infantil. La intención sigue siendo más bien exploradora, aunque obtengan placer con ello. Esta fase suele durar hasta los seis años pero, en ocasiones, se continúa y se solapa con la fase de masturbación más “adulta”, con presencia de fantasías e intencionalidad erótica.
La fase de masturbación infantil es fundamental para el autoconocimiento de nuestro propio cuerpo y de fenómenos fisiológicos como la erección de los tejidos cavernosos o la del placer.
Si no obtenemos este conocimiento desde la infancia, más adelante podríamos presentar dificultades relacionadas con estos procesos.
En el caso de la masturbación en pareja, no sólo valen las “habilidades mecánicas” y los conocimientos anatómicos, sino que la comunicación verbal y no verbal a la hora de comprender los niveles de excitación de tu pareja se vuelve esencial. También para evitar dolores y lesiones osteomusculares…
La masturbación puede ser una actividad estupenda para que las parejas conozcan mejor sus propios cuerpos y los de sus parejas. De hecho, yo propongo postergar cualquier acto de sexo oral o de penetración hasta no conseguir controlar perfectamente la masturbación de tu pareja. Y viceversa.
Además, la masturbación abre la puerta a un mundo de posibilidades en cuanto a juegos eróticos se refiere. Juntos y/o por separado. Piénsalo un momento.
Comentaba antes la importancia de la comunicación cuando masturbamos a nuestra pareja. Verbalizar cómo nos gusta que nos masturbe es esencial. Y es que la sobre-estimulación excitatoria puede llegar a resultar dolorosa, especialmente en las mujeres. Hasta el punto que, en estas ocasiones, hasta estímulos táctiles suaves en la zona pueden llegar a desencadenar sensaciones dolorosas. En esos momentos, lo mejor es alejar la estimulación un poco del clítoris.
Muchas veces me preguntan si es mejor la masturbación “manual” o con la ayuda de “complementos” (ya sabes lo de moda que está el succionador de clítoris). En mi opinión, los juguetes pueden facilitar el autoconocimiento y la interacción erótica en pareja. Es rotundamente falso que, como se puede oír por ahí, si te acostumbras al succionador no vayas a volver a tener orgasmos sin él.
Lo que sí que te recomendaría, antes de utilizar cualquier tipo de juguete, es que aprendas a conocerte primero con tus manos.
Entonces, ¿qué te parece si aprendemos a conjugar un poquito más el verbo “masturbar”? Independientemente de tu edad, de tu sexo y de si tienes o no pareja.
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Hasta pronto.