DEJA DE TOCAR EL TIMBRE QUE LO QUEMAS
Muchas personas me cuentan últimamente que están inmersas en la rutina y en la monotonía. Y que no les apetece mantener relaciones sexuales a pesar de que su relación de pareja mantiene una salud excelente.
En este punto, los preliminares juegan un papel muy importante. Cuando alguien dice que hace lo normal, lo normal es asumir que hay una gran variedad dentro de esa normalidad.
Aún a día de hoy seguimos hipergenitalizando nuestras relaciones eróticas. Parece que no existiera nada más que pene y clítoris. Sin embargo, existen otras zonas erógenas. Y la principal es la piel, que es la más extensa también.
Vamos a hacer un símil con la comida. Cuando tienes hambre, puedes elegir entre varias opciones: ir de tapas, tomar un menú del día o un menú degustación.
Irse de tapas se puede corresponder, en el tema de la erótica, con una serie de prácticas eróticas que son rápidas y te suelen dejar con ganas de más: besos, caricias y algún toqueteo.
En el caso del menú del día, la erótica es la consabida: primero, segundo y postre. O lo que es lo mismo: besos, caricias, estímulo de genitales y meterla.
En el caso del menú degustación, ampliamos el abanico de actividades y de zonas eróticas más allá de los genitales. Cuando te pides un menú degustación no sabes muy bien de lo que vas a disfrutar. Vas a ciegas, te dejas llevar y esperas sorpresas.
Te invito a realizar un recorrido erótico virtual, ¿me sigues?
En la cabeza, un masaje capilar puede resultar muy relajante…o muy excitante dependiendo de la forma de darlo. La raíz del pelo es una zona muy vascularizada y sensible.
En la región de las orejas debemos tener alguna precaución ya que en el pabellón auricular, si succionamos con mucha fuerza, podríamos romper algunos vasos y provocar un hematoma. El problema es que la zona es cartilaginosa y la reabsorción se dificulta bastante, con riesgo de necrosis.
En el cuello y los hombros podemos realizar mordiscos, caricias y besos. Aquí es menos problemático la succión y las petequias que provoquemos. También son muy interesantes los susurros y los gemidos en esta zona ya que estamos muy cerca de los oídos.
En la zona del pecho, podemos estimular los pezones. La sensibilidad de la zona va a variar considerablemente de unas personas a otra y en función del sexo. Por ejemplo, en las mujeres puede variar dependiendo del momento del ciclo ovulatorio en que se encuentren. Por este motivo, es aconsejable preguntar antes para asegurarnos de que no vamos a generar molestias.
Otras zonas donde nos podemos detener con nuestros besos y caricias son la parte anterior de los codos, los brazos, antebrazos, cintura y el vientre. Cuidado con la autoestima de ciertas personas en la zona de los “michelines” porque podemos provocar incomodidades.
Las caricias interdigitales, entre los dedos de las manos y de los pies son muy sugerentes.
En las mujeres, la estimulación de las diferentes zonas de la vulva suele resultar muy erógeno: labios externos, internos, clítoris, introito vaginal (orificio externo de la vagina), la propia vagina. De una manera equivalente, hablaríamos de los testículos y el pene en el caso de los varones.
Las nalgas y el ano son zonas para estimular con mucho “tacto” y que resultan muy estimulantes. En varones, la estimulación de la próstata a través del ano puede resultar muy placentera.
Podríamos seguir y no acabaríamos nunca. Imaginación al poder.
En definitiva, para evitar caer en las rutinas y en el aburrimiento es imprescindible conocer que existe más campo que los genitales a la hora de realizar nuestras excursiones eróticas. Con la apertura de mente y el espíritu aventurero apropiado.
Menos vergüenzas y más creatividad y comunicación.
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Hasta pronto.