LE QUIERO PERO YA NO LO AMO
En muchas ocasiones me consultan clientes que se están planteando seguir con sus parejas. Yo siempre contesto lo mismo, que no soy quién para decidir qué hacer. Da igual lo que yo les aconseje porque las únicas personas que pueden contestarse son ellas mismas. De hecho, estoy segura de que conocen de sobra lo que quieren hacer antes de venir a la consulta; sólo deben contestar a la pregunta “¿siguen amando/queriendo a su pareja?”.
En ocasiones es muy complicado responderse a esta pregunta. Y cada persona tiene sus propias circunstancias que influyen a la hora de responderse. También el miedo a lo que dirá nuestro entorno influye demasiado. Hemos crecido con la creencia de que una relación de pareja que no funciona es un fracaso. Y no lo es para nada.
En el caso de que estés planteándote seguir adelante con tu relación de pareja o no, debes reflexionar sobre si el hecho de compartir tu vida y las actividades que realizas con esa persona te está aportando algo o, por el contrario, sólo las estás realizando de cara a la galería.
Según mi experiencia, las relaciones de pareja suelen terminarse al menos un año más tarde de lo que deberían. Durante ese año “extra” nos estamos justificando todo el rato acerca de lo que pensamos que los demás nos dirán: “no sé por qué te separas si os va bien, si no discutís, etc…”.
El tiempo compartido no puede ser la razón para seguir adelante con una relación si piensas que no debe ser así. No se debe mirar hacia atrás sino hacia delante: el tiempo que tienes y no el que ya has consumido.
En los casos en los que la persona que teme que su relación se rompa propone acudir a terapia, yo te diría que no es lo más indicado. No tiene sentido porque, antes de llegar a poder verbalizar tus miedos delante de tu pareja, es preferible que entiendas primero quién quieres ser tú y cuáles son tus expectativas.
Empezar una terapia de pareja sólo como una forma de justificar que se ha intentado algo para salvar la relación no deja de ser una pérdida de tiempo y dinero. Además, podría generar falsas expectativas en la otra parte.
Cuando una pareja acude a terapia, puede ser que ambos sean compradores, que una de las partes esté “de paso” o que las dos partes estén teatralizando una situación que es mero trámite.
Cuando las dos partes están de acuerdo en dejar la relación, la terapia se enfoca a conseguir una buena separación, sobre todo si hay niños de por medio.
Cuando las dos partes son “compradores”, la mejoría es brutal con terapia: llegan a un compromiso de seguir creciendo y aprenden una serie de herramientas para lograr que su relación de pareja se redimensione.
Es más problemática la situación en la que una de las partes quiere “comprar” la terapia y la otra no. Aquí es cuando afirmo que la terapia de pareja tiene poco sentido: ir a terapia no es justificarse sino que debe estar basado en el convencimiento de querer darse una oportunidad más, lo que yo suelo llamar “la última cerilla”.
Hay quien dice que el amor y la confianza se ganan poco a poco. Yo no estoy de acuerdo. Pienso que es algo que das. Incluso desde el primer contacto.
Cuando se pierde la confianza en alguien y ya no deseas darle amor, sólo te va a caber la posibilidad de asumir que no queda nada entre vosotros, independientemente de la cantidad de tiempo transcurrido.
Te quiero ofrecer alguna respuesta en el caso de que te encuentres en una situación parecida:
No hay culpables. En última instancia, ambos sois responsables de haber llegado a la situación actual.
No es un problema de ahora. Si lo piensas con sinceridad, el problema viene de largo aunque no hayas querido verlo antes.
El amor no se puede obligar, es espontáneo.
No admitas el chantaje emocional. Por parte de nadie. Los chantajes emocionales no están hablando de ti sino de la inseguridad y la baja autoestima de la persona que los emite.
No aceptes pérdidas de respeto. Tus decisiones pueden ser aceptadas o no pero siempre dentro de los límites de un exquisito respeto.
Como resumen: si te estás planteando romper una relación de pareja y aún quieres a la otra persona, mi recomendación es que hagas terapia. Pero, antes que terapia de pareja, o en lugar de ella, te recomendaría que hicieses terapia personal. Y, una vez que hayas mejorado y te hayas aclarado, mantengas una conversación con esa persona.
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Hasta pronto.