NO TE PASES QUE NOS ESTÁN MIRANDO
Aún a día de hoy existen muchas parejas que no hablan sobre cómo quieren montárselo. En consulta suelo escuchar a personas que se quejan de que sus parejas no les hacen lo que quieren. Y, cuando les pregunto si se lo han pedido alguna vez, me salen con lo de la vergüenza.
Adivinar los deseos de otra persona es una tarea muy difícil por mucho que esa persona sea tu pareja. Sin embargo, es algo que parecía la norma en generaciones anteriores.
Mi amigo Chema Carrasco, un “crack” de la comunicación, nos hablaba el otro día, en una clase del Máster de Desarrollo Personal, acerca de la importancia de comunicar. Nos ponía el siguiente ejemplo: que nos imagináramos que en la clase de al lado estuviera Alejandro Sanz. Si no se lo comunicamos a la gente, nadie vendría a verlo. Sin embargo, si se lo comunicamos a la gente, aunque sea mentira, van a venir en tropel. Por eso, la comunicación es la clave.
En pareja se suele comunicar poquito las emociones y los sentimientos. Pero aún menos comunicamos lo que nos apetece que nos hagan en el plano erótico.
Hay gente que se escuda diciendo que carecen de fantasías sexuales. Sin embargo, eso no es cierto. El cerebro, al nacer, es un lienzo en blanco sobre el que se van haciendo diversas impresiones con el paso del tiempo: situaciones, circunstancias, cosas que nos dicen, películas que vemos, libros que leemos…En todo ello hay cosas que se les han ocurrido y han hecho otras personas pero que, de repente, a mi cerebro le gusta y comienza a fantasear en esa línea.
El erotismo no tiene más límite que el que se marque entre las dos personas a las que atañe. Dentro de la erótica deberíamos diferenciar entre lo que es fantasía, deseo y gesto.
Las fantasías son imaginación pura. No hay límites. Lo que imaginas te excita sin plantearte que pueda llegar a suceder algún día.
El deseo va un paso más allá. Deseas que, lo que sólo sucede en tu imaginación, pueda llevarse a cabo.
El gesto sería que la escena que imaginaste y que luego deseaste, se convierta en realidad.
Como te decía, en la fantasía no hay ningún tipo de límite y todo es posible. Dependerá de las creencias que tengamos que esas fantasías lleguen o no a cumplirse. Cada persona tiene sus propias creencias y da un significado distinto a cada gesto; cada uno se debe otorgar sus propios permisos, más allá de las convenciones sociales.
Los permisos para hacer real las fantasías van a ser el mejor remedio contra la rutina erótica, un enemigo que destruye muchas relaciones de pareja.
Por eso hoy te quiero tentar a que seas un poco “malot@” a través de dos ejercicios (llámalos “deberes” si quieres):
El primero consiste en que, cuando quedes con tu pareja en un lugar público (un restaurante, por ejemplo), vayas al baño y le informes de que ya no llevas ropa interior. A ver qué pasa.
El segundo es el bote de los deseos. Consiste en conseguir dos botes y poner el nombre de un integrante de la pareja en cada uno ellos. Luego, en tu bote, vas metiendo papeles donde has escrito tus deseos eróticos. Sin repetir ninguno. Después, tu pareja saca un papelito de tu bote y viceversa. Se trata de cumplir los deseos de tu pareja. Es una forma de atreverte a pedir de forma diferente.
Yo me apunto, ¿y tú?
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Ya sabes que puedes encontrarme en rosamontana.com y en el correo rosa@rosamontana.com.
Ahora también en inviven.com, mi nuevo proyecto de desarrollo personal para cambiar el mundo a través de la formación de instructores de vivencias en positivo.
Hasta pronto.
Un comentario
Gracias Rosa. Como siempre muy acertada esta nueva aportación que aclara caminos y sugiere otros para el crecimiento de la erótica en la pareja.
Besos.