CARIÑO, MEJOR APAGA LAS LUCES
Hoy os traigo uno de los mensajes que me habéis mandado a mi dirección del mail.
“Buenos días Rosa:
Antes de nada, quería darte las gracias por el podcast. Lo escucho muchas veces cuando voy al trabajo y me hace reflexionar mucho. Ahora, tras oírte, he asumido que hay mentiras que nos han contando desde que éramos pequeños.
Tengo 38 años y, a pesar de que parezco joven, empiezo a sentirme como si fuera mi abuela. Y, sobre todo, en un tema que se relaciona contigo. No sé si te lo habrán contado alguna otra vez, pero me da vergüenza hacerlo con las luces encendidas. Así que le pido a mi pareja que, por favor, apague las luces. Suelo ponerle mil excusas: van a ver que estamos despiertos, no hace falta que gastemos luz, a ver si los niños se despiertan, etc…todo lo que se me ocurre en ese momento, aunque te confieso que me empiezo a quedarme sin ellas. Te preguntarás por qué pongo excusas. Sencillo: no quiero que me vea desnuda. Y no porque lo vea pecado ni nada parecido, sino porque no me gusta mi cuerpo y no quiero que a él le dé asco.
Tengo dos niños: uno de 7 años y otro de 3, y mi cuerpo ha cambiado, mucho. Tengo estrías, noto el pecho como “fofo” tras dar de mamar y cogí 10 kilos tras el último embarazo. Vamos, que según me miro al espejo, no me gusto nada de nada. Paso delante del espejo sin detenerme. Prefiero los que son sólo de cara y me he dejado un poco en mis “trazas”, como dice mi madre, para vestirme.
Por eso no quiero que me vea y le pido apagar las luces.
Él no entiende nada y, si me lo pide, le digo que no y al final se mosquea y pasamos de hacerlo. Por lo que, lo que antes era ya una vez a la semana, ahora es una vez cada dos semanas o una vez al mes.
Tengo miedo a que deje de quererme, que se busque a otra mejor que yo, más joven y más guapa, y que terminemos separándonos.
Yo le quiero mucho. ¿Puedes ayudarme? Siento el rollo que te he contado pero, ¿podrías decirme qué puedo hacer para encontrar una solución?
Muchas gracias por todo. Escucharé tu respuesta.
Un abrazo”.
Antes de nada, quiero dar las gracias a esta persona. Sé que le habrá costado mucho escribirme y se ve lo que le importa su pareja en el valor que pone.
Lo primero que tengo que decirte es: comienza a quererte y a tratarte, como poco, como si fueras tu mejor amiga. Por desgracia, cada vez son más las mujeres y los hombres que no se quieren y se sienten pequeñitos: les aterra tener que mostrarse en persona o en redes sociales por miedo a sentirse juzgados.
Y seguro que más de un@ se ha sentido reflejado con tus palabras.
Es más, si entras en mi web: www.rosamontana.com, podrás ver que no tengo una talla 38. Tengo una talla 52 y muchos kilos de más. Demasiados. No me gustan algunas partes de mi cuerpo y te mentiría si no te dijera que me encantaría no tener barriga. Pero eso no implica que deba tratarme mal. Hubo una época de mi vida, tras nacer mi primer hijo, que perdí mucho peso: 40 kilos en 10 meses. Y me encantó. Pero cometí un error: no lo hice por mí; lo hice para gustar más a los demás. Aprendí la lección a un alto precio.
Tener kilos de más nunca ha sido una limitación para practicar sexo con la luz encendida o para subirme encima de un escenario delante de 300 personas. Y si lo consigo es porque aprendí a quererme.
Antes me decía: “soy gorda” y me machacaba. Era mi peor enemigo. El lenguaje que nos decimos a nosotros mismos puede ser el peor de los cuchillos. Yo no soy gorda, estoy gorda.
¿Ves la diferencia?
“Ser” implica algo que está implícito en mí. Y contra mí misma no puedo luchar. Me da igual que dijera “soy anoréxica, soy alcoholica, o soy…( aquí pon tú la etiqueta que quieras)”. Pero, si en vez del verbo “ser”, uso el verbo “estar”, entonces está implicando algo externo a mí y circunstancial.
He leído varias veces tu email antes de darte una respuesta y aún me asaltan muchas dudas.
¿Has hablado con tu pareja sobre estas emociones? ¿Alguna vez te dijo algo de tu cuerpo para que te sientas así?
Independientemente de cuáles sean las respuestas a mis preguntas, voy a darte 5 claves prácticas para que comiences a quererte… y llegues a dejar las luces dadas para poder ver la cara de excitación de tu pareja al disfrutar del placer de tu cuerpo.
Habla con tu pareja. No lo dejes a la intuición. O, mejor aún que hablar, comunícate. Comunicarse implica, no sólo hablar sino también expresar tus emociones. No te las guardes. Sin culpabilidades. Sólo desde tu emoción. A veces nos perdemos porque nuestros miedos se convierten en fantasmas gigantes que hacen mucho eco en el silencio de nuestra cabeza.
Está bien que quieras que te quiera. Pero no es posible que nadie lo haga si no lo haces antes tú. Recuerda cuando nos enseñaron de pequeños a deshojar una margarita: me quiere, no me quiere…la respuesta más correcta es “TE QUIERES”.
Hay una frase del mail que me ha impactado especialmente. Y es que habla del asco. Tu cuerpo no es un basurero sino un álbum de fotografías que guarda muchos recuerdos. Tus estrías, tus pechos…hablan de ti. Sin todo ello no serías tú. No existirían tus hijos. Si quieres cambiarlo, hazlo: afróntalo y ponle remedio. Y pasa a la acción. Pero no te enfrentes a tu cuerpo. Busca ayuda, acude a terapia, a un nutricionista, lo que necesites. Yo acabo de llamar a alguien que sé que va a enseñarme a comer bien. Pero no lo hago por estética, sino por salud. Lo hago por mí. ¿Por quién quieres hacerlo tú ahora?
Expresa tus miedos a otras personas. Primero, porque el miedo desaparece cuando lo compartes. A cada persona le duele su “clavo” pero, compartirlo hace más llevadera la carga.
Cambia tu lenguaje y haz ejercicio. Háblate en positivo. Lo que nos decimos define nuestras creencias limitantes. El ejercicio te dará un chute de energía y de neurotransmisores que te permitirá sentirte más feliz.
Un regalo: si no te quieres escuchar, escucha a quienes te quieran y te conozcan. Te invito a que les propongas algo como: “sé que te parecerá una locura pero me gustaría saber cinco cosas que te gustan de mí y una que crees que tengo que mejorar”. Envíaselo a 50 personas y verás el resultado: te dará un chute brutal de energía… y, cuando estés en momentos de batería baja, podrás volver a leerlos.
No obstante, perdónate. Si no te perdonas, no te podrás querer. Y no te pasa sólo a ti: hay a demasiadas personas a las que les está pasando lo mismo.
Para que te hagas una idea, hace justo una semana informé por mis redes sociales que comenzaba una nueva formación online: “Aprende a quererte”. Me he dado cuenta de que mucha gente a la que veo en terapia lo necesita: para obtener respeto, para evitar dependencias y celos, para mejorar su autoestima, etc.
Tan sólo lo publiqué en mi Facebook y en mi Whatsapp pero, en menos de una semana, ya hay 34 personas apuntadas. Es verdad que ha ayudado el precio de lanzamiento (17€ más IVA). Te lo digo para que veas que no eres la única. Así que, si quieres, entra en www.academia.rosamontana.com y date la oportunidad de aprender algo que nunca te enseñaron: a quererte. Hazlo antes del 30 de abril que luego su precio aumentará (147€ más IVA).
Arrancamos el 23 de abril y constará de 5 módulos con vídeos, ejercicios y claves prácticas.
No te olvides nunca de lo más importante: quererte y asumir, como decía la canción: “dama, dama, de alta cuna y de baja cama”, que en la cama tienes que darte el permiso de hacer lo que quieras, con quien quieras y cuando quieras…
Espero que te haya ayudado.
Muchas gracias por estar ahí, por acompañarme, por dar al “me gusta”, suscribirte al canal, por compartirlo con todas aquellas personas que pueda serles de utilidad y por recomendar nuestras formaciones.
Ya sabes que puedes encontrarme en rosamontana.com y en el correo rosa@rosamontana.com.
También en inviven.com, mi nuevo proyecto de desarrollo personal para cambiar el mundo a través de la formación de instructores de vivencias en positivo.
Y no te olvides de pasarte por la Academia Rosa Montaña: un portal de formación online en el que encontrarás lo que necesitas para seguir evolucionando hasta tu mejor versión en el ámbito del desarrollo personal y de pareja. Regístrate y aprovecha las ofertas limitadas que encontrarás.
Hasta pronto.