Muchas veces no conseguimos desconectar del todo cuando estamos manteniendo relaciones sexuales con nuestras parejas y aparecen unos fantasmas que se cuelan por cualquier rendija de tu cerebro y te recuerdan ciertos problemas, tareas pendientes, etc.

AGÁRRAME ESOS FANTASMAS

Y todos esos fantasmas consiguen eliminar tu foco de lo que importa en ese momento, hacen que te evadas y no te dejan disfrutar.

Y no sólo le pasa a las chicas; este problema no distingue el sexo de la persona y afecta a todos por igual. 

En ocasiones se debe a las exigencias creadas sobre el propio coito. Ya he dejado dicho, por activa y por pasiva a lo largo de los episodios de este podcast, que el coito no debe ser lo único, ni lo definitivo ni lo principal del menú erótico.

Culturalmente nos han metido la idea de que una relación sexual “completa” tiene un guión preestablecido: te beso, te acaricio, te desnudo, te toco un poco los genitales…y te la meto. Punto.

Esta necesidad impuesta de cumplir con el papel asignado puede generar ciertas ansiedades. Muchos chicos piensan que pueden ser comparados con otros. Sobre todo ahora que, con ciertas aplicaciones, es más fácil relacionarse sin apenas conocerse.

Algunos complejos y algunos miedos se valen de esta circunstancia para inocular su veneno y muchos chicos se cuestionan acerca del tema de la duración, de la erección, del tamaño…etc.

FALTA DE COMUNICACIÓN

En muchas ocasiones aparece el miedo o la vergüenza a hablar sobre lo que queremos, cómo queremos disfrutar y, sobre todo, lo que no queremos en la cama.

Porque, sin esa comunicación, puede que la otra persona esté haciendo algo con toda su intención de hacernos disfrutar y nosotros sólo nos rallamos la cabeza pensando: “no lo hace bien, me está molestando, ¿no podría hacerlo de esta manera?

Pues podría…si le contamos cómo nos gusta.

MALDITO SIMPÁTICO

Mientras estamos pensando no estamos disfrutando. Esto es así de claro. 

Al activar nuestro sistema nervioso simpático a través de estos pensamientos, no vamos a ser capaces de relajarnos, disfrutar y llegar al orgasmo.

Y desde ahí, podemos llegar a provocar vaginismos por falta de relajación de la musculatura vaginal; o dolor al intentar la penetración sin la relajación adecuada.

En los chicos puede suceder que ese agobio desencadene una eyaculación precoz o una falta de eyaculación.

Sería más sencillo si contásemos con un interruptor que, al pulsarlo, apagáramos todos nuestros pensamientos.

TOCA DISFRUTAR

Porque, cuando se nos mete una idea en la cabeza, muchas veces es imposible sacársela de encima.

La única manera de sacar algo de la cabeza es metiendo otra cosa que lo desplace. 

En este sentido, podríamos utilizar fantasías o recuerdos eróticos para ahuyentar a los fantasmas que no nos dejan disfrutar de nuestra relación erótica.

Incluso, puedes susurrarle la escena al oído de tu pareja para aumentar su morbo.

Es una manera voluntaria de disociar cuerpo y mente pero haciendo que ambas busquen el mismo cometido: disfrutar.

Follar en la vida real no es como en las películas: que todo va de cine. Que no te cuenten más cuentos y aprovecha que dispones de tu imaginación para disfrutar de tu cuerpo y del de tu pareja.