BENDITOS GRITOS DE PLACER

Me vas a permitir que hoy te hable un poco acerca de gritos. Y más en concreto de un tipo en particular: los de placer
AHOGANDO NUESTRO PLACER
En ocasiones, cuando vamos a tener relaciones sexuales, nosotros mismos nos ponemos excusas del tipo:
No vaya a ser que nos oigan los niños.
No, que está mi madre en el dormitorio de al lado.
¿Qué pensarán los vecinos si nos oyen?
Gritar parece, de esta manera, que sería algo con una carga connotacional muy negativa, ¿verdad?
INVESTIGANDO LOS GRITOS
He investigado un poco para averiguar si es cierto. He encontrado una definición que te traslado:
Gritar: dar gritos, hablar con un tono de voz más alto de lo que se considera normal. Hablar, levantando la voz, para expresar enojo o exaltación.
Sinónimos: desgañitarse, chillar, vociferar, vocear, berrear, bramar, mugir.
He seguido buscando para ahondar más en el significado de los gritos y he encontrado lo siguiente:
Los gritos representan una fuerza psicológica que causa daño y dolor emocional a los niños con efectos de corregir o controlar una mala conducta, provocando que se sientan mal con lo que han hecho.
¿Te das cuenta?
No hacen ninguna referencia al placer. Parece como que quisieran ocultarlo.
GRITA DE PLACER (BIEN ALTO)
El placer también puede provocar gritos. En este caso, con una connotación mucho más positiva.
A mí me parece que, en este tema, vivimos un intento de control más por parte de la sociedad.
Que los niños no se enteren. ¿De qué? ¿De que nos deseamos y tenemos pasión? ¿Y sí que se tienen que enterar de los gritos por las discusiones?
Piensa bien todo lo que está implicando esta conveniencia social:
Culpa.
Normatividad.
Lo que se supone que tengo que hacer.
Esto pasa mucho en los hoteles, donde parece que las paredes son de papel.
Y, a pesar de que hayas planeado una “excursión” como cambio de rutina para avivar el fuego del deseo y para darnos ciertos permisos dentro de la erótica, como te pongas a pensar en que te pueden escuchar, toda la pasión se puede ir por la taza del W.C.
Además, parece que está mucho peor visto los gritos de placer de la mujer que en el caso del hombre.
Me gustaría creer que eso es algo del pasado que ya hemos dejado atrás, pero no es del todo cierto.
Y que disfrutemos sin ningún tipo de miedo a los juicios de los demás…ni de los nuestros propios.
PROBLEMAS
Porque, cuando ahogamos el placer sin darle la rienda suelta, no nos damos cuenta de que podemos estar poniendo los cimientos de futuros problemas de los que he sido testigo en terapia de pareja:
dispareunia.
inhibición del deseo sexual.
anorgasmia.
Aparta de tu cabeza lo que los demás piensen o digan y empieza a asumir que eres la única persona que tiene que decidir sobre tu placer.
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