FÓLLAME EL CEREBRO Y MOJARÉ LAS BRAGAS

Según van pasando los años, la forma que tenemos de ligar va evolucionando. Al principio, cuando eres joven, lo primero en que te fijas, no me lo podrás negar, es en el cuerpo.

 

Te llamará la atención unas cosas u otras, para gustos los colores. Pero tendrás tu prototipo, ese que activa tu deseo.

 

Cuando somos jóvenes y queremos ligar con una persona por su aspecto visual, puede suceder que se vaya todo al garete si se pone a hablar.

 

LIGAR EN LA EDAD MADURA

 

Pienso que con la madurez sucede lo contrario. Según vamos cumpliendo años, una de las cosas que sentimos a la hora de ligar es que ya no nos atrae tanto lo puramente físico y empezamos a dar más importancia a otros aspectos como el discurso: una persona te empieza a hablar, te enamora y te encandila por el tipo de tonalidad que está utilizando; por los silencios que usa; por lo expresivo que pueda llegar a ser; y, sobre todo, por lo que dice.

 

Yo suelo decir que para que una mujer moje las braga es necesario que la follen antes el cerebro. 

 

Hay muchas formas de ligar y de encender el deseo y va a depender mucho del “color” que tenga cada persona: si es más azul (como la mayoría de los chicos) o más rosa (como la mayoría de las chicas).

 

De ahí que muchos chicos, cuando ven de repente a su pareja chica con un picardías, por muy cansados que vengan, se activará su deseo y se pondrán las pilas 

 

Pero, la mayoría de las chicas, si ven a su chico con un tanga de leopardo se van a reír, se van a echar para atrás, incluso le pedirán que se vista.

 

LA ERÓTICA DE LA INTELIGENCIA

 

Por eso aquí, a la hora de ligar, va a entrar en juego la erótica de la inteligencia: personas que te dan morbo porque las veneras y las reconoces una inteligencia superior a la tuya en algunos aspectos.

 

Podrías pasar horas y horas conversando con esa persona. De hecho, la conversación es un gran transmisor del poder erótico: unas preguntas bien hechas, mostrando cierta empatía o asertividad puede engatusar a cualquiera porque todos necesitamos sentirnos escuchados.

 

Cuando nos sentimos escuchados, tenemos más disponibilidad para que la otra persona se acerque a nosotros. 

 

Escuchar no es lo mismo que oír. Ni parecido. Escuchar conlleva un proceso más emocional: de sentir y percibir a la otra persona; de adaptarnos a sus emociones y a sus silencios. 

 

ESCUCHAR EN UNA RELACIÓN DE PAREJA

 

En las relaciones de pareja suele suceder que vamos tan acelerados que no tenemos tiempo ni ganas de escuchar a nuestras parejas.

 

No digo que tengas que obligar a tu pareja a hablar si no quiere o no es el momento más apropiado. Puedes utilizar la técnica del “búmeran”: lanzas que estás allí para escuchar si lo necesita y esperas a ver qué pasa. Quizás ese día no te contesta, pero en algún momento se sentará a tu lado para hacerlo.

 

El mejor regalo que puedes hacer dentro de una conversación es que la otra persona sienta tu empatía y tu cercanía. 

 

Pero qué difícil es escuchar. Precisa de saber cómo utilizar el silencio, dar espacios, asumir que la otra persona quizás no comulgue con tus ideas, etc.

 

Te quiero contar un ejemplo:

 

Imagínate que eres una mujer que ha tenido un problema con el jefe y quieres contárselo a tu pareja, hombre. Tu pareja, que te ha estado escuchando, en vez de asentir, darte un silencio y preguntarte “¿cómo te encuentras?”, te dice: “pues si no le aguantas, lo que tienes que hacer es dejar el trabajo”. Es decir, te da una solución. 

 

Al contarle el suceso no le estabas pidiendo ninguna solución. Lo que pedías era sentirte escuchada. Sin más. Y eso se confunde mucho en una relación de pareja.

 

Deberíamos aprender que existen diferentes formas de comunicación. También a la hora de ligar.

 

¿Qué sucede cuando, de repente, nos sentimos escuchadas? Pues que nos sentimos mucho más femeninas, más deseantes. Con lo que después de sentirnos escuchadas es más fácil que una chica pase al ataque, incluso que se terminen teniendo relaciones sexuales. ¡No me digas que no es una buena forma de ligar!

 

Pero, si no me has escuchado y no he sentido que estabas priorizando en mí, lo más probable es que pasemos todo el día sin hablarnos. Y, cuando llegue la hora de irnos a la cama, lo de tener relaciones sexuales sea lo último que se me pase por la cabeza.

 

Una mujer, cuando tiene problemas fuera de la cama, no los resuelve nunca dentro de ella. En cambio, hay muchos chicos que pueden tener relaciones sexuales para luego poder hablar de sus problemas más tranquilamente y con menos ira.

 

Muchas veces la cagamos en nuestra relación de pareja y lo que hacemos es distanciarnos. A veces castigamos con el sexo; a veces castigamos con el silencio. Pero no deja de ser una forma de chantaje emocional.

 

Escucha más y mejor. Con empatía y asertividad.

 
 

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